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Decíamos que todo español tenía un seleccionador de fútbol dentro, pero estamos descubriendo que también tenía un ejecutivo televisivo. Tengo envidia de los que conviven con la afición de Motos y Broncano y celebran las últimas décimas van o vienen como los goles de Iniesta. Ojalá pudiera encontrarte con una fuente de disfrute y entretenimiento a la vez sencilla y barata. Los envidio como envidio a la persona que puede estar dos horas mirando los ciclos de la lavadora sin pisarlos. Eso es una bendición, serás feliz con tan poco. Me quiero suicidar si me subo a un tren y descubro que no ha puesto un libro en la mochila.
No creo que leer datos de audiencia fuera un entretenimiento tan popular y apasionante. Para amigos que trabajan en televisión y viven esperándolos, que eran algo aburridos y angustiosos, como apuntes de exámenes. Conozco tenía la ansiedad de que las dominatrices revisaban las figuras todas las mañanas y nunca entendían su desglose. Eres corredor de televisión y juegas mucho en tu profesión para entusiasmarte con estos estados. Reconozco que estoy perdido con el concepto de compartirminuto de oro o espectador único (que suena a Orwell o al arquitecto de Jung), pero a decir verdad nunca entendió los conceptos meteorológicos de humedad relativa o sensación térmica, y esto no me impidió comentar el tiempo que haría mañana.
Ahora que el público de el hormiguero Sí la revista Si se ha convertido en una sección fija de la prensa tan popular como el horóscopo, mi desconcierto se ha vuelto crónico. Atiendeme a adaptarme y seguir la corriente, como si supieras de lo que estás hablando. Antes llenábamos los silenciadores ocultos del ascensor con un “parece que fresco”, pero el otro día me dijo mi vecina: “Menuda paliza le Broncano al Motos ese”. Y escuché con entusiasmo, ya que no iba a volver a ser visto por un retrospectador. el hormiguero.
“Ese es el anfitrión – dijo el buen hombre, que sostenía una barra de pan con el corrusco mordiente –, le otorgó 0,7 puntos en el rango de competencia estricta”. “No me extraña, con lo divertido que estuvo Valeria Ros también en el de Broncano”, la apostilla, para no pedirme que preguntara, y el vecino me miró con dolor y un poco de angustia: “No, no veo estos programas – me confesó -. , sólo según los índices de audiencia”. Como buen español, lo diré mal.
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